Por: Otto Mendoza M.
Hoy, el municipio de Polonuevo en el departamento del Atlántico está cumpliendo 265 años, una fecha para conmemorar con alegría porque se celebra la victoria de una comunidad que luchó por la propiedad de la tierra, de la cual habían sido desplazados.
Pero quisiera tratar un aspecto que se convirtió en un mito y es utilizado comúnmente cuando se cuenta la historia del municipio.
El mito consiste en decir que la fundadora del municipio y la propietaria de sus tierras fue Doña Teresa de Cortines o Cotrina, viuda de Ayala, y fue ella quien se las vendió a los polonueveros en la época de la Colonia.
La historia de doña Teresa de Cortines nos la contaron desde niños y la enseñaron en las escuelas y tomó tanta fuerza que ese nombre se lo dieron a un colegio de la población. Pero hay que entender que los libros y escritos históricos sobre el municipio eran muy pocos y para el polonuevero de mediados del siglo XX era un material de importancia que le permitía conocer su pasado.
Pero a partir de este mito podemos contar la historia real del municipio. Todo comenzó con la ley del 3 de enero de 1863 en el Estado Soberano de Bolívar, que obligaba a los Concejos Municipales a comprar de las fincas cuando los sitios estuviesen emplazados en estancias privadas.
Polonuevo tuvo como embrión a la hacienda San Luis Beltrán del Capitán Don Juan de la Hoz y debía acatar esa ley. En esos momentos Polonuevo era agregación de Baranoa y sería el Consejo de ese municipio quien tenía que adelantar esa diligencia. Pero había un hecho que era de público conocimiento: los polonueveros, a través de un remate, ya habían comprado sus tierras.
El punto era: cómo demostrarlo si el Concejo no tenía las escrituras de ese remate. La solución fuer hacer un juicio oral en el juzgado de Sabanalarga, donde ocho vecinos de Baranoa declararon que esas tierras ya habían sido compradas.
Seguramente, y es apreciación mía, para hacer la versión más ajustada a la realidad, utilizaron nombres de personas con cierto reconocimiento y que existieron en la época de la Colonia. Es aquí donde aparece Doña Teresa de Cotines como propietaria y vendedora y como testigo aparece Francisco Roque Polo del Águila y Canecia quien fuera alcalde de Sabanalarga en mayo de 1754 y un reconocido funcionario de la corona.
Otro de los intervinientes en el remate es Marciano Echeverría, quien en representación de los vecinos de Polonuevo, compró las tierras. El documento de protocolización donde se registra esta diligencia se conoce como la Escritura No 20 del 23 de julio de 1868 de la Notaría de Sabanalarga.
Pues bien, el nombre de Marciano Echeverría es el que nos permite decir que todo fue organizado para demostrar que las tierras ya habían sido compradas con una versión ajustada, pues, no tenían en su poder las escrituras originales.
En dichas escrituras originales el único personaje común es Marciano Echeverría, y ellos lo sabían, por eso lo incluyeron. El remate de las Tierras de Polonuevo se realizó en Barranquilla en 1758 por el alcalde pedáneo Francisco de Garavito y Cárdenas, eran tierras realengas, que pertenecían a la corona y no a un propietario o propietaria en particular, por consiguiente no aparece Doña Teresa de Cortines ni Francisco Roque Polo del Águila y Canecia.
Las escrituras fueron firmadas por el virrey José Solís Folch de Cardona el 18 de julio de 1758.
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Mendoza M, Otto. (2023, 18 de febrero). 18 de julio, 265 años del municipio de Polonuevo. Diario La Libertad. 1B.
Este artículo recoge de manera sucinta un documento en elaboración que sustenta la hipótesis del mito de doña Teresa de Cortinnes.