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En la Semana Santa de 1745 los polonueveros pudieron ser excomulgados

Corrían los tiempos de la Colonia, más concretamente 1745, para los habitantes del sitio de San Luis Beltrán, hoy Polonuevo, no eran días felices, todo lo contrario, eran días de sufrimiento, vivían un calvario: los estaban expulsando de su pueblo.

En esta época colonial quien mandaba era el rey español, en nuestro caso su representante en estas tierras, el Virrey Sebastián de Eslava, quien inició la reorganización poblacional que consistía en fundar nuevos pueblos, trasladarlos, fusionarlos y hasta desaparecerlos. Por desgracia, a los habitantes de San Luis Beltrán les tocó esto último. Debían abandonar sus tierras y trasladarse a vivir a la nueva Baranoa.

Ellos se opusieron a esa orden y buscaron distintas maneras de cambiarla, pero no encontraron respaldo de la persona que podía influir en el Virrey, se trataba del alcalde encargado de adelantar esa reorganización, Francisco Pérez de Vargas. Solo les quedaba la resistencia, pero, para las autoridades, eso era desobediencia.

Para ese año la Semana Santa fue a mediados de abril y como el sitio de San Luis Beltrán estaba agregado a Baranoa, sus habitantes debían cumplir con el precepto anual de asistir a las ceremonias religiosas. Dadas las circunstancias, no asistieron.

Eso era “gravísimo entonces, porque ello asimilaba a la herejía o conducta poco cristiana” y se exponían a la excomunión.

Caso que fue resaltado por una misiva que le envió el padre Joaquín Bolívar, cura de Baranoa, en donde se lamentaba de no haber tenido gente suficiente para cargar los pasos y llevar las insignias en las procesiones porque ya no contaba con los indios, quienes fueron trasladados a Galapa.

Después de esa Semana Mayor se dio un hecho que marcaría la historia de nuestro pueblo: la huida.

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Fuente: Blanco Barros José Agustín. “Santa Ana de Baranoa: de pueblo de indios a parroquia de vecinos libres en 1745”.